sábado, 23 de enero de 2016

ESCAPARATE POÉTICO (LXVII) Eloy Sánchez Rosillo (2)





                          ELOY  SÁNCHEZ  ROSILLO (2).  (Murcia, 1948)



EL INVIERNO


EL invierno está en mí. Ya no lo evito
y lo dejo acercarse. Hay que atenderlo,
escucharlo despacio, que nos cuente
sus historias tan viejas, que nos diga
Eloy Sánchez Rosillo
con las limpias palabras de su idioma
una tarde de lluvia o de sol frío,
una noche con nieve, una mañana
gélida junto a un fuego que sus manos
-para que entremos en calor un poco-
encienden en el bosque con destreza
mientras nos habla. Y el desasosiego
que en principio uno siente ante sus formas
y el gesto de su rostro adusto y grave,
desaparece al ver cuánta ternura
y cuánto amor, lo mismo que cualquiera,
bajo su capa esconde.




SOMBRAS  DE LUZ


QUE con estas palabras, como pude
-más el sustento de las ilusiones,
y el mirar a lo alto-,
dijese tantas cosas de la vida
mientras que yo encarnaba el existir,
fue poseerlo todo
y ser dichoso siempre,
hasta en el fondo mismo algunas veces
del dolor más terrible.
Cuanto veía, oía o respiraba,
pude abrazar o en su sabor fue mío,
lo que alcanzara a fabular y hacer,
acrecentó mi hacienda.
Y lo aventé sin tasa, lucro o cálculo;
sin derroche también,
pues no por esparcirlo
conocí privaciones: aumentaba,
al darla, la alta renta.
Y más que nunca
fui rico el día en que llegó esta sombra,
hecha de tanta luz,
a mis dominios.
No me perdí, pues me encontré en su adentro.
Un palacio encantado era –es- mi casa.
En él sueño.



INDICIOS

EN esta destemplanza bien urdida
(que no acierta a engañarme) de las últimas
jornadas de febrero, apuntan ya
atisbos ciertos de la hierba nueva
y oigo no sé qué risas de muchachas.




IMAGEN


LA mañana de marzo, como un templo
de cristal y de cúpulas doradas.
En esta abierta intimidad me adentro
con la fe que me tiembla en la mirada.



(Del libro Quién lo diría, editado por Tusquets Editores, 2015)





                                  Eloy  Sánchez  Rosillo recita el poema  "Un vado de agua"en el museo Ramón Gaya.