jueves, 10 de enero de 2013

A luz das palabras (2): Carles Cano

A segunda colaboración desta sección, é  de Carles Cano, unha persoa encantadora, desas que che contaxian o sentido do humor e da ironía. Un autor cunha longa traxectoria ao longo dos anos nisto da chamada LIX. Unha chea de libros nos que domina o sentido humorístico, case tolo nas páxinas que escribe e que nos fan rir e ver o mundo dunha maneira máis optimista. Encántanme os diversos e moi variados libros de Carles. Escritos en valenciano, están traducidos a varios idiomas. Encántame a súa maneira de ser tan aberta e próxima a todos aqueles que o tratamos. Un amigo de verdade.

Haberá máis adiante unha nova entrega deste autor, arredor da poesía visual. Será algo que vai sorprender a moita xente. Algo que a min me deixou abraiado e que compartirei cos lectores de Versos e aloumiños. Será comprender outra maneira de crear poesía. Tempo ao tempo.

Por certo, non deixedes de ler Capgirell, l'illa llibre (Columbeta, la isla libro) editado por Anaya e cunhas marabillosas ilustracións do gran Miguel Calatayud. É unha verdadeira xoia.

Así que, aquel home que un día se achegou a min nunhas Xornadas en Gençana (Valencia) para que lle asinase Versos de agua cunha ilusión incrible, era este home que eu xa admiraba sen telo coñecido.Tras a sorpresa inicial, deume unha alegría con catro palabras: "Ola, son Carles Cano", démonos unha forte aperta e iniciamos unha amizade da que eu me sinto moi fachendoso.

Lede, lede, por favor, a este escritor, contacontos... Un escritor que dá obradoiros e cursos sobre lectura, conferencias etc.

De verdade, un home xenial.

¿Qué es para mí la poesia? Sobre todo un juego, un juego mágico de palabras y sentidos, una partida en la que a veces gana el fondo, el sentido, y a veces la forma, el sonido, la música del lenguaje. Me gustan las carambolas, los ¡Clinc!, ¡Clonc!, los ¡Chin!, ¡Chin! que hacen las palabras al chocar, al rozarse, al frotarse unas con otras, y que el poema cante, cuente algo, una pequeña historia aunque esté escondidita tras una metáfora audaz. Entiendo la poesia como un sencillo, aunque maravilloso, truco de prestidigitador, en donde el mago, el poeta, hace un pase de manos y nos descubre una nueva manera de mirar algo que ya habíamos visto muchas veces antes, pero nunca así, de ese modo, y hace que nuestros ojos se abran, y se llenen de luz. Un buen poema siempre parece recién sacado de la chistera de la imaginación, y cada vez que me encuentro uno me hago la misma pregunta: ¿Cómo demonios lo han hecho?



ODA A LA BOTIFARRA

(A la manera d’Estellés)


Res no m’agrada tant com les botifarres,

Però no totes per igual,

m’agraden molt les botifarres de ceba.

Negres, com cal, i amb pinyons si pot ser.



Ja em poden contar les delícies

i meravelles de les botifarres d’arròs,

de fetge o de creïlla, d’ací i d’allà,

jo em quede amb les de la terra,

les de Benifaraig o de Xàtiva

les d’Alcoi, Bétera o d’Ontinyent,

de Requena o la Vega Baixa;

per bé que no desprecie,

En absolut,

les que fan un poc més enllà del Segura.



M’encisa quan esclaten a la paella i

l’interior es vessa i es torra,

i es queda cruixent,

i el gustet que deixen en l’oli

que suques amb el pa.



Em recorden la infantesa,

una de les poques coses bones

que menjava al col•legi de pobres

on estudiava. Perquè són això:

Un ric menjar de pobres.



S’han de menjar entre pa, a soles,

o amb alls tendres, col, faves o, fins i tot,

acompanyada de pimentonets verds fregits,

però mai amb tomaca,

que les amolleix i les desgracia.



Ara , per a mi, són quasi tabú,

menjar prohibit,

però quan em passe per baix cama

totes les prudències i recomanacions

i aprete una botifarreta

dintre un pessic de pa,

tanque els ulls i evoque

l’esclat de felicitat que m’envaïa

els dies que en anar cap al menjador

sentia l’oloreta d’aquelles meravelles

sequetes i olioses de Xirivella.


Carles Cano



CANTO A LA MORCILLA

(Pequeño homenaje a Vicent Andrés Estellés)


Nada me gusta tanto como las morcillas.

Pero no todas por igual,

me gustan mucho las morcillas de cebolla.

Negras, por supuesto, y con piñones si puede ser.



Ya me pueden contar las delicias,

las maravillas de las morcillas de arroz,

de hígado o de patata, de aquí y de allà,

yo me quedo con las de mi tierra:

las de Benifaraig o de Xàtiva,

las de Alcoi, Bétera u Ontinyent,

de Requena o de la Vega Baja;

Aunque no desprecio,

En absoluto,

Las que hacen un poco más allà del Segura.



Me encanta cuando revientan en la sartén,

y el interior se desparrama y se frie

y se queda crujiente,

y el regusto que dejan en el aceite

que mojas con el pan.



Me recuerdan la infancia,

una de las pocas cosas buenas

que comía en el colegio de pobres

donde estudiava. Porque son eso:

Un rico manjar de pobres.

Se han de comer entre pan, solas,

o acompañadas de ajos tiernos, col,

habas e incluso pimientos verdes fritos,

pero nunca con tomate,

que las ablanda y las desgracia.



Ahora, para mi, son casi tabú,

manjar prohibido,

però cuando me paso por bajo pierna

todas las prudencias y recomendaciones

y aprieto una morcillita

dentro de un pellizco de pan,

cierro los ojos y evoco

el estallido de felicidad que me invadía

los días en que al ir hacia el comedor

me llegaba el olorcillo de aquellas maravillas

sequitas y aceitosas de Xirivella.



¿QUÉ ES POESÍA?

(pequeño homenaje a Bécquer)



¿Qué es poesía? Dices mientras clavas

mi cuerpo con un alfiler a una cartulina.

¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía era yo, pedazo de bestia:

Una mariposa trazando caminos de colores

por un jardín en flor.



Què és poesía?

Què és poesia? dius mentre claves

el meu cos amb una agulla a una cartolina.

Què és poesia? I tu m'ho preguntes?

Poesia era jo, tros de soca:

una papallona filant camins de colors

per un jardí en flor.

Carles Cano